Ayer os hablé
del Garo
como autoridad encargada de ejecutar las leyes. En realidad, es una especie de
juez como en las antiguas civilizaciones. Es decir, si hay un conflicto entre
dos personas, él acaba dictaminando que el que tenga razón tendrá que
indemnizar al otro con determinado número de vacas, por ejemplo.
Tuve el
privilegio de poder visitarle. Allá vamos.
Nos espera una caminata de una hora campo a través.
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El paisaje es precioso |
Enviamos en
avanzadilla un misionero de confianza del Garo y éste accede a mi acceso al
recinto.
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En las propiedades del Garo |
Este personaje
singular tiene 4 esposas y 40 hijos
y viven todos juntos. Tiene 4 cabañas, una para cada mujer. La mujer con más
joyas es la principal y las demás deben respetar la jerarquía.
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El Garo es el señor de blanco (uniforme oficial) |
El gobierno
central de Addis-Abeba respeta esta forma de impartir la ley, pero pronto
desaparecerá la tradición. Los misioneros han llegado a convencer, con muchas
reticencias, al Garo para que escolarice a sus hijos y que deje al primogénito,
supuesto heredero, ir a la universidad. Y así ha sido. Después de comer junto a él, regresamos a nuestras actividades.
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Si hay que usar las lanzas, se hace. El primogénito a la izquierda, elegante como nadie. La esposa principal es la de blanco. |
Total, fue una
jornada fructífera y en el fondo graciosa, porque con mi pensamiento occidental
me parecía todo de cachondeo. ¿Qué pensáis vosotros?